domingo, 15 de agosto de 2010

Aquí va:


Jamás se me cruzó por la cabeza: ¿escribir las reacciones que provocó la última crónica que publiqué en SoHo (N°91)? No podría decir que no lo consideré necesario. Simplemente, insisto, ni siquiera se me ocurrió hacerlo.

Pero es necesario.

Talvez porque estoy dando mis primeros pasos en esta carrera.

O porque no es tan sencillo soportar tanta carga. Tantas críticas.

Porque, ingenuo quizás, jamás imaginé que una crónica podría generar tantas llamadas a mi celular, tantas cartas a mi e-mail.

Porque ni siquiera sabía que me leían tanto.

Y, más que nada, porque, al escribir esto, estoy agradeciendo a una talentosa ex periodista, con quien tuve una larga conversación y que me dio esta grandiosa idea.

"Yo quisiera leer una segunda parte", me dijo. "¿Qué pasó después de que publicaste la crónica?".
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¿Pues qué les diré? Mis hermanas no me hablaron por semanas, mis viejos tomaron la misma actitud y algunos amigos me estrecharon la mano y me abrazaron, como si hubiese ganado algún premio importante. Es extraño. Otras crónicas mías han pasado desapercibidas. Es extraño, pero tiene lógica. Los temas que hasta entonces había escrito eran diferentes. No hay que ser un genio del mercadeo para comprender que el tema que me ofrecieron vende.

Cuando decidí dedicarme al periodismo, decidí estar dispuesto a todo. Cualquier tema, si se le da un trato delicado, puede ser periodístico. Cualquiera. Si me envían a tierras lejanas a buscar a Osama Bin Laden, lo hago. Si se trata de entrevistar al abogado del Diablo, ahí estaré, frente con frente, averiguando por qué lo defiende.

¿Por qué acepté la propuesta de la revista: probar los anuncios de la "Zona picante" del diario Extra y escribir mi experiencia?

Primero, porque sabía que la primera persona iba a estar latente. Porque me fascinan las crónicas testimoniales, en las cuales la voz del periodista se siente, y detesto las crónicas frías, con narradores que se creen Dios. Sabía que el tema se prestaba para jugar, para no ser tan serio, para ser irónico. La propuesta, entonces, periodísticamente hablando, me pareció interesante.

Segundo, porque lo hice para una revista inteligente, que utiliza el tema sexual de la misma forma como los griegos usaron el Caballo de Troya. En palabras de Daniel Samper, el editor general, las fotos de modelos famosas en situaciones eróticas ha sido una especie de trampa, pues dentro hay artículos y crónicas muy interesantes, de firmas muy reconocidas a nivel mundial (no me incluyo, por supuesto). Porque no escribiría lo mismo para el diario Extra, el medio al que, justamente, critico de una forma disimulada en la crónica que escribí.

Y tercero, porque aún poseo la virtud (si es que se la puede llamar así) de escribir sin pensar dos veces. Porque, si moriría y me reencarnaría en el cuerpo de un escritor, volvería a escribir lo mismo.
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Reciéntemente, la crónica de un amigo de la U, publicada en la revista de la facultad, recibió más críticas que el anuncio de Obama de construir una mezquita cerca de la "Zona cero". Con un lenguaje desenfadado y un estilo de escritura atractivamente frío, su crónica (una crítica a la idiosincracia de la política de la facultad: el sexo y el alcohol como artimañas para captar los votos de los estudiantes del preuniversitario) dividió a la facultad. Un día, me acerqué donde él y le pregunté cómo se sentía. Antes de su interminable discurso, él sonrió. Es el mismo gesto que me descubro gracias al protector de pantalla de la computadora en la que, nuevamente, si pensarlo dos veces, escribo este texto.

By Arturo Cervantes with 4 comments

4 comentarios:

"llamar culiar al acto de culiar"

Cómo se nota que te hacen falta lecturas más cultas. Estás totalmente influenciado por un evidente influjo progresista (en el orteguiano sentido del "hombre - masa"). Por tu corta edad es comprensible, pero no dejes que sea tu única fuente. Busca a los clásicos, no dejes que se subvierta la relación entre la ética y la estética. Escritores de pluma burda los hay demasiados (es lo que está de moda: escribir como pandillero), pero tú tienes mucho talento como para caer en lo ordinario.

Me sorprende esta entrada, espero que estés atravesando un lapsus. Se puede ser interesante sin seguir esa "onda" de realismo patán.

Saludos,

Un amigo

No entiendo el sentido de esto que escribes. ¿Justificar una crónica -para mí- muy entretenida e interesante? Te debes a tus lectores, sí, pero esto está demás.
Sigue escribiendo duro, "Pluma mutante"

Uh, me pregunto si todavia podre conseguir aquel volumen de la revista. Uh, considero lo mismo que Carlos A. Santos, lo último no mucho, eso de que esto no fue necesario, creo qe lo fue, ya que atras de todo escritor hay una familia, para ellos aclaras supongo.

Literatura/periodismo urbano, es lo que está en boga. Sexo, alcohol y drogas, eso vende y es lo que el público quiere leer. ¿Bien? ¿Mal? No lo sé, de eso que se encarguen los críticos, yo disfruto con todo tipo de lecturas, menos con esos libros motivacionales especialistas en dar fórmulas para vivir.

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