Entrevista a Juan Fernando Andrade

Hoy, el diario Expreso (en su edición impresa, no web) sacó un especial denominado "Guayaquil Universitario". ¿La idea? Poner a escribir a estudiantes de Periodismo de ocho universidades diferentes

Dos semanas como reportero del Extra

Cada que cuento que trabajaré en el Extra, alguien intenta asesinarme. Y por cualquier vía. Ya sea llamándome a mi celular, enviándome un mensaje por Twitter o insultándome cara a cara, como Dios manda

¡Los peligrosos deportes inofensivos!

Es una despiadada mentira decir que los deportes mortales son los que te matan. Mi experiencia muy cercana con deportes, aparentemente, inofensivos me lleva a afirmar todo lo contrario

If you are going [...]

Gerry

Cuando terminé de ver esta peli, no sabía si ponerme de pie y aplaudir efusivamente o regalarme (urgente) un fin de semana en un spa

Terminemos el Cuento (2008)

Ya son casi 3 años desde que obtuve el segundo lugar en Terminemos el Cuento: uno de los concursos literarios más importantes del país

martes, 30 de marzo de 2010

El secreto de sus ojos

¿En qué genero encasillarla? Aunque, primeramente, ¿por qué hacerlo? ¿Por qué decir que El secreto de sus ojos es un drama romántico, o una peli policiaca, o una de suspenso? ¿Por que hacerlo?, si la película de Juan José Campanella no es nada de eso por separado. Es todo eso junto, al mismo tiempo, como complementándose.

Posiblemente jamás hubiese llegado a ella si no hubiese ganado un Oscar en la categoría “Mejor película extranjera”. Así de comercial anda el mundo hoy en día. Difícil, sin ese premio, llegar a una película hecha en Argentina, un país al que nunca hay que perderle la vista cinematográfica (¿cómo olvidar los memorables largometrajes gauchos “Sé quién eres” o “Plata quemada”?).

Espósito (interpretado por Ricardo Darín) es un flamante jubilado. Gran parte de su vida la ha pasado frente al escritorio negro de un juzgado penal argentino, revisando papeles, fotografías, intentando hacer justicia en un país donde nunca ha existido esa palabra. A lo largo de su vida profesional ha observado cientos de crímenes. Y ahora, en su vejez, se acaba de obsesionar con uno de ellos. Un crimen sin resolver que intenta plasmarlo en una novela. Una novela, por lo tanto, inconclusa, a la que todavía le falta un final maduro por construir.

El caso que obsesiona a Espósito es el de una mujer violada y, posteriormente, asesinada en la década de los 70. El marido de la victima jamás se recuperó de ese duro golpe que le proporcionó la vida. “Es como si la muerte de la mujer lo hubiese dejado ahí, detenido para siempre”, explica Espósito, quien veinticinco años después se lanza a investigarlo todo para escribirlo todo: en qué situación se encuentra el viudo y sus dos ex-acompañantes judiciales: Pablo Sandoval (quien fuese su asistente) e Irene Menéndez (una mujer de la que aún se encuentra perdidamente enamorado). De hecho, en el fondo, ella es la razón por la cual escribe. Y no sólo eso: Irene es la primera persona que lee el borrador de su proyecto literario. Juntos ejercerán un terrible ejercicio de memoria. Juntos echarán un vistazo a sus irremediables equivocaciones del pasado.

Memorable es la actuación de Guillermo Francella en su papel de Pablo Sandoval (el asistente alcohólico de Espósito). Como memorable, también, es la escena en que Irene (interpretada por la actriz Soledad Villamil) realiza un acertado juego de asociaciones hasta lograr que Isidoro Gómez, acusado como criminal, confiese que, efectivamente, es el asesino y violador que tanto buscaban.

Me quedo con las palabras atemporales de un juez dirigidas a Espósito e Irene: “La justicia es hija del mundo, y esto que esta acá (el terreno judicial) es el mundo. Y mientras ustedes se dedican a cazar pajaritos, nosotros estamos acá peleando en medio de una selva”. Son palabras que pueden ser entendidas en la Argentina y en cualquier parte del mundo. Las leyes siempre han sido –y serán– pisoteadas por los intereses económicos.

Finalmente, con un desenlace nada previsible, con nudos que se desenredan, que se aclaran, con un panorama que se despeja, con un amor inconfesable (o que talvez no lo es), con un final semi-abierto, Espósito termina la novela que pensó jamás terminaría.

By Arturo Cervantes with 4 comments